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(Publicado por D. Jácome)

El “Hospital América Arias” o Maternidad de Línea, como popularmente se conoce, se encuentra entre las calles H, 9, 11 y G, Avenida de los presidentes, en el Vedado. Fue inaugurado el 25 de diciembre de 1930, en los terrenos donde, quizás no sepan, se efectuó el Primer Campeonato Cubano de Béisbol en la segunda mitad del siglo XIX.

El Hospital “Freyre de Andrade”, al que llamamos “Emergencia”, en la Avenida de Carlos III, fue el primer centro de salud en nuestro país, que desde su proyecto se propusiera mostrar una moderna y bella arquitectura. Después lo harían los arquitectos Govantes y Cabarrocas al construir los hospitales de maternidad “América Arias” y el Infantil “Pedro Borrás”, que significaron un salto de calidad en este tipo de edificaciones. Sobre este último, recientemente demolido, queda pendiente una merecida publicación.

El hospital “América Arias” fue construido con estructura de acero y hormigón. Sus fachadas cubiertas en piedra de Jaimanitas y ladrillo a vista, que brindan una perspectiva muy adecuada en su entorno. La planta es de forma rectangular y se articula alrededor de una rotonda central. Esta rotonda está conformada por columnas de influencia románica, rematada en su parte superior con una vidriera de cristales de colores, a modo de lucernario, que proporciona luz al interior. Alrededor de sus cuatro patios interiores, que facilitan la ventilación natural, se encuentran los diversos salones, consultas, laboratorios, etc.

Sin dudas, fue el primer gran hospital de La Habana, no solo porque propuso el concepto de varias plantas y no el de pabellones aislados, común en los anteriores, sino también por ser modelo de su tipo por la distribución en planta y funcional organización de sus actividades en un solo complejo hospitalario.

En los jardines se colocaron varias esculturas realizadas por el propio Cabarrocas. Sus arquitectos fueron también responsables de su ampliación en el año 1957, manteniendo el mismo estilo.
Desde el punto de vista estilístico, el edificio se pudiera definir dentro de una línea moderada del Art Decó, con fuerte ascendencia de la arquitectura románica, conciliando dos tendencias muy frecuentes en esa época: el arte decorativo y los “revivals” o referentes historicistas.

No olvidemos que el Art Déco llegó a nuestro país a solo dos años de realizada la “Exposición de Artes Decorativas e Industriales Modernas en París” (1925), encontrando un espacio en las diversas manifestaciones artísticas y extendiéndose rápidamente su presencia en estructuras arquitectónicas tales como teatros, cines, residencias, edificios de apartamentos y hospitales, como el “América Arias”.

En cuanto al hospital que lleva su nombre, es posible que algunos lectores desconozcan que se inauguró con el nombre de “Elvira Machado”, esposa del presidente del mismo apellido, a lo que suponemos el Alcalde Miguel Mariano Gómez no pudo negarse. Pero en 1933, concluido el “machadato”, ese mismo año deciden poner al hospital “América Arias”.

Algún tiempo después, el profesor Director de este centro hospitalario pensó en la posibilidad de variar el nombre del hospital, por no considerar de mayor importancia la figura de América Arias, la que juzgaba solo por sus méritos de madre y esposa de ex-presidentes de la República, pero al consultar al respetable Doctor Emilio Roig de Leuchsenring, Historiador de la Ciudad en aquellos tiempos, éste respondió que “el hospital no llevaba el nombre de América Arias por ser esta ciudadana madre y esposa de Ex-presidentes de la República, sino por ser ella una ilustre Capitana, mensajera y enfermera de los combatientes de la Guerra de Independencia…”

Además, le argumentó que, si alguien era merecedor de que este hospital llevara su nombre, “…era la distinguida Doña América, como le decía el pueblo, pues fue una mujer amiga de los pobres que dedicó todo el tiempo posible a usar sus influencias a favor de las nobles causas…”

Nació, en 1857, en la villa de Sancti Spíritus, en el seno de una familia ilustre y rica, que le proporcionó una sólida formación católica y patriótica. Desde muy joven la vida la sometió a prueba de la fortaleza de su carácter, ya que tuvo que asumir la atención de sus hermanos menores al ocurrir el fallecimiento de sus padres.

Contrajo matrimonio en su ciudad natal con José Miguel Gómez, también espirituano, acrecentando sus sentimientos patrióticos durante la vida matrimonial. Al estallar la llamada “guerra necesaria”, el 24 de febrero de 1895, su esposo decide alzarse e incorporarse a las filas patrióticas, convirtiéndose ella en una auxiliar eficaz de la revolución, como confidente de José Miguel y de sus compañeros de armas y prestando valiosos servicios a la gesta independentista. Además, de su apoyo incondicional a las familias pobres de Sancti Spíritus que tenían a sus hombres en la guerra, auxiliándolas tanto económica como espiritualmente.

Tanto en su ciudad natal, en su período de residencia en Villa Clara, como cuando se trasladó a La Habana, en condición de esposa del que ya era Mayor General José Miguel Gómez y presidente de la República de 1909 a 1913, perteneció a innumerables asociaciones piadosas y coadyuvó a toda obra de beneficio para la iglesia.

Algunos historiadores consideran su influencia en que la iglesia parroquial de “Nuestra Señora de Guadalupe”, de La Habana, le fuese dedicada a “Nuestra Señora de la Caridad”. Consta documentalmente, en el archivo del Arzobispado de La Habana, que “…personas piadosas de esta ciudad, secundadas por América Arias de Gómez expresaron sus deseos de dedicar en la capital un templo al culto de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre…”. Ante la imposibilidad de un nuevo templo, por falta de recursos, solicitaban renombrar dicha iglesia parroquial.

Consta también que el Obispo Pedro González y Estrada pidió autorización al Papa Pío X, con fecha 29 de junio de 1911, para realizar ese cambio de advocación, recibiendo respuesta afirmativa algún tiempo después, acontecimiento que fue celebrado con una fiesta solemne en dicha iglesia el domingo 15 de diciembre de 1913.

Restauró, con sus bienes personales, la iglesia parroquial de “San Juan Bautista de Calabazar”, fundó la escuela de tipografía, mecanografía y taquigrafía que llevó su nombre, en la cual gratuitamente numerosas jóvenes cubanas se formaron profesionalmente, y existen testimonios de que sufragó los gastos de no pocos jóvenes que, con escasos recursos, venían a la capital a cursar estudios superiores.

Junto al que fuera “Parque Zayas”, actualmente “Memorial Granma”, que ocupa el área entre las calles Zulueta, Morro, Trocadero y Colón, se encuentra un parque, de menor tamaño, que lleva el nombre de “América Arias” como homenaje a la figura de esta distinguida espirituana que tanto luchó por las libertades en nuestro país. El busto de la insigne patriota, sobre pedestal, fue primer Premio en el “Concurso Nacional busto a América Arias”, celebrado en La Habana, 1937.