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En el pequeño parque de la calle Monserrate, frente a la Manzana de Gómez y a escasos metros del edificio Bacardí, hay un sencillo monumento cuya única inscripción identifica el segundo apellido del hombre a quien se dedica: Supervielle.

Fernández Supervielle nació en el año 1894 y se graduó en la carrera de derecho de la Universidad de la Habana, que a su vez era la única Casa de Altos Estudios del país hasta el año 1947 cuando se funda la Universidad de Oriente.

Su dedicación no solo priorizó la política, sino que mucho antes de lanzarse en esta carrera que le costaría la vida, se destacó por su anegada carrera como jurista dirigiendo la Federación Internacional de Abogados y otros importantes cargos del sector legislativo, y como docente asumiendo la enseñanza del derecho en la emblemática Universidad del Alma Mater.

Abogado cubano, profesor universitario y político. Hombre de ideas conservadoras militó en varias agrupaciones políticas antes de asociarse al Partido Revolucionario Cubano (Auténtico). Ocupó el cargo de ministro de Hacienda durante el gobierno del presidente Ramón Grau San Martín y luego resultó electo alcalde de La Habana. Desempeñó ambas responsabilidades con proverbial honradez. En 1947 se suicidó por la vergüenza que le causaba el no poder cumplir su promesa electoral de ampliar el acueducto de la ciudad de La Habana.

Fue miembro de la Cámara de Representantes de Cuba como miembro del Partido Demócrata Republicano. Más tarde abandonó el partido y se unió al Partido Revolucionario Cubano (Auténtico). Supervielle fue el ministro de Hacienda de Cuba durante el gobierno de Ramón Grau San Martín (1944-1946). Más tarde se convirtió en el alcalde de La Habana en septiembre de 1946. Él había prometido construir un nuevo acueducto para la ciudad, pero fue incapaz de cumplir su promesa. Así, el 5 de mayo de 1947, se pegó un tiro en el pecho con un revólver y murió. La Embajada de Estados Unidos en La Habana, informó: “la opinión pública gran peso, expresado como abiertamente, culpa a Grau y administración para la muerte, la celebración de ese funcionario honorable honesto se vio obstaculizada en cumplimiento las promesas de campaña de abastecimiento de agua por la venalidad de los políticos y prefería la muerte a la deshonra.” Fue sucedido por el presidente del Consejo de la Ciudad de La Habana, Nicolás Castellanos.

Estaba casado con Aurelia Palacios y tenía un hijo de su primer matrimonio, Alfredo Fernández Supervielle y Domínguez (16 mayo 1922 a 4 febrero 2008), que se quedaron en Cuba hasta la toma del poder comunista. A partir de entonces, emigró a los Estados Unidos, obtuvo su doctorado en la Universidad Estatal de Florida y enseñó.

El hombre de honor tiene un solo camino, el del honor.
M. F. Supervielle.