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La Catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Santiago de Cuba permanece desde su construcción a principios del siglo XIX en el lugar en que ya se había construido otras veces desde el siglo XVI, pero que los diferentes asaltos de los piratas, la climatología y los terremotos destruyeron.

Ubicada en el anillo fundacional de la ciudad, la Santa Basílica Metropolitana Iglesia Catedral de Santiago de Cuba, declarada Monumento Nacional en 1958, representa un símbolo arquitectónico y patrimonial de esta urbe y de la nación antillana.

1522, el Papa Adriano VI consideró pertinente la proposición de trasladar de Baracoa al territorio suroriental, la Sede del Obispado de la Isla y de esa manera su iglesia parroquial fue constituida en Catedral y se le otorgó a la villa la condición de Ciudad.

La primera iglesia que se construyó en el lugar se comenzó en el año 1528, estaba orientada de este a oeste y se encontraba rodeada de varias casas. Fue saqueada por piratas y corsarios varias veces durante el siglo XVI, y reparada en el siglo XVII. Sin embargo, el arreglo le duró poco ya que en el año 1662 volvió a ser saqueada e incendiada por el pirata Henry Morgan. Como los desperfectos ya eran demasiado importantes, se procedió a construir una nueva, que sufrió durante el resto del siglo XVII huracanes y terremotos muy importantes. La tercera catedral que se edificó en el lugar también fue derrumbada por un terremoto el 11 de junio de 1766, dando paso a la cuarta y última catedral que permanece aún hoy en día.

La nueva catedral estaba orientada de norte a sur y se edificó con cinco naves en su interior ocupando una superficie de 2.115 m2 en total. En el año 1852, un terremoto derrumbó las naves laterales, la media naranja y las torres, pero se repararon todos los daños y en el año 1874 se colocó el reloj en el punto más alto de la ciudad.

Contempla las dos torres neoclásicas colocados a ambos lados de la fachada, y el grandioso arcángel con las dos alas abiertas y las trompetas.
En el interior, podrás contemplar la famosa Cruz de la Parra, que se cree que fue la única evidencia material de la llegada de Cristóbal Colón a la isla, además de los preciosos frescos que lo decoran y un coro de sillería labrado a mano. El altar está dedicado a la Virgen de la Caridad y todo el lugar queda bien iluminado cuando las puertas se dejan abiertas en cada oficio religioso.