El convento de Santa Clara de Asís
La más antigua Habana entre sus muros.

Escuche el programa aquí:

UN VIEJO CONVENTO CON UNA CIUDAD ADENTRO

Tras los vetustos muros del Convento de Santa Clara surge la ciudad antigua del romance y la leyenda

La calle Samaritana – La Casa del Alcalde – El cementerio- Vía San Cristóbal – Las cocinas – El primer baño público – El Pozo de la Madre – La iglesia – Recibidor de las monjas – Exposición comercial.

Mucho se ha dicho y escrito durante estas últimas semanas sobre el secular convento de Santa Clara de Asís.

Su descubrimiento —ya que este nombre le podemos dar a su hallazgo, por parte del público— sorprendió agradablemente a todas las clases intelectuales de la Habana que durante años y años se paraba delante de los macizos muros del silencioso edificio, sin sospechar que estas paredes envolvían reliquias históricas de valor y durante años también, se creyó que los vestigios de la Habana antigua, excepto naturalmente los que todos veían, habían desaparecido.

Cuál no fue la sorpresa de la gente al saber un día que en una de las partes más populosa [sic] de la ciudad existía su primer mercado, su primera fuente pública y trechos enteros de calles perfectamente conservados. Todo el mundo comenzó a interesarse de los progresos de las obras realizadas en el convento y entonces pasó lo inevitable; sendas leyendas empezaron a circular sobre las partes históricas del vetusto edificio, leyendas no respaldadas a veces por el menor indicio histórico, pero de cuyas ficciones hacía pasto el público. No es que las leyendas no sean interesantes; son la forma primordial de la Historia y por esto son augustas y respetables.

Pero se abusó algo de la credulidad del público, sobre cada uno de los restos antiguos se forjó una tradición ficticia e incierta. Se estuvo hablando mucho, por ejemplo, del famoso subterráneo descubierto casualmente al golpear una de las paredes de la iglesia, inmediatamente surgió la novela: era un pasadizo que conducía probablemente bajo toda la Habana antigua, al convento de San Francisco. El tal pasadizo es una realidad, una cripta que era usada como osario por las monjas. Se habló de un tétrico traslado de los huesos de unas cuatrocientas monjas, desde el subterráneo al sitio donde se halla ahora el nuevo convento, con fines más o menos fantásticos. Este traslado fue hecho en realidad, pero sólo hasta el cementerio del mismo convento de Santa Clara, por la simple razón de que la cámara subterránea se inundaba. Sobre la «Casa del Marino» mismo no se sabe nada cierto.

EL MESÓN DEL TÍO PACO

No es que quiera decir con esto, que el lado anecdótico no existe en el Convento; a algunos lugares de él se une una tradición verídica; pero su positivo y gran interés está en el cuadro que nos ofrece de la vida que llevaban nuestros abuelos remotos, a través de sus pintorescos restos.

Las seculares casitas —algunas de ellas datan de la época en que la Habana no tenía más de doscientos habitantes—, sus jirones de calles, el mesón del Tío Paco, una ventana con rejas de madera torneada, un rincón de un techo artesonado, deben de inspirar un religioso respeto a toda alma artista. El que sepa visitar este edificio, hallará a cada paso rasgos ínfimos que lo maravillarán.

Recuerdo mi sorpresa al fijarme casualmente en un candado que cerraba una de las puertas del camino que conduce al cementerio y al ver sobre una enmohecida tapa colocada sobre la cerradura un dibujo que representaba un tosco árbol por el estilo de los que pintaban en sus cuadros los «Primitivos» flamencos. Era una verdadera pieza de museo y como esta se pueden hallar varias en el convento.

PLAZOLETA DE LA VÍA SAN CRISTÓBAL

Desde afuera no presenta nada notable. Altas paredes desnudas, interrumpidas a veces por una puerta o ventana claveteada, velan completamente su interior. Apenas se penetra en él, comienza a inspirar interés.

Entrando por la calle Habana, y después de atravesar un vestíbulo desprovisto de adornos, un extenso patio alargado, a lo largo del cual corren las arcadas del claustro se presenta a nuestra vista. Inmediatamente se nota algo extraño; hacia la derecha el patio está flanqueado por una pared donde se ven ventanas con barrotes de madera dura torneados y puertas de tamaños desiguales. Éstas dan acceso cada una a un pequeño departamento independiente e incomunicado, con un jardincillo propio en el fondo y un pilón para recoger las aguas de lluvia. En algunos de estos jardincillos, perfectamente tapiados, crecen higueras y otros frutales. Esta disposición hacía de cada departamento una casita separada que daba sobre la galería del claustro, que era en el origen una calle llamada: la calle Samaritana. En el patio —en otros tiempos Plazoleta de la Vía San Cristóbal— se alzan entre vegetaciones múltiples varias casitas bajas, de techos de teja y paredes exageradamente gruesas construidas de mampostería, que tienen la particularidad de representar el primer estilo de construcción cubana, que consistía en formar el esqueleto de la pared, de madera, colocando vigas verticales, reuniéndolas por otras menores puestas oblicuamente y echando la mezcla de piedra y cemento en los espacios que dejaban entre sí. De estas casas, las más interesantes son: el primer matadero y la Casa del Alcalde. La primera, edificada como ya lo he dicho, tiene varios cuartos pequeños con ventanas resguardadas por las inevitables rejas. A un lado tiene un foso cuadrado, de piedra, donde se tiraban las piezas grandes, y contra una de las paredes exteriores hay unos extremos de vigas dejados fuera para utilizarlas colgando en ellas las carnes.

LA CASA DEL ALCALDE

La Casa del Alcalde se halla junto al Matadero; sin diferenciarse de él como construcción, es algo más chica y consta de un portalito con columnas de madera y varios cuartitos muy angostos. Como lo indica su nombre, era la casa de los alcaldes en esta época remota en que la Habana aún no tendría Alférez ni alguaciles, dada su poca importancia. Rodeada de bohíos, esta casa debía de parecer magnífica a la población compuesta en la mayor parte de indios y no excediendo en número, de unos doscientos habitantes, sobre los que el Alcalde —tal vez algunos de estos que protestaran de las leyes que el Virrey Altamirano promulgó contra ellos por menosprecio a los «justicias»— ejercía una autoridad paternal, investido del poder supremo por la posesión de la «vara».

EL CEMENTERIO

Hacia la derecha del patio un camino conduce al cementerio. El tal, es una sala rectangular bastante grande, contra cuyas paredes interiores existían fosas, hoy tapadas, donde se enterraban a las monjas muertas en el Convento. Contra el muro del fondo había antes una cruz negra de bastante dimensión. En sí este cementerio carecería de interés, sin el atractivo que le prestan los contornos. A su izquierda mece su enramada un árbol centenario, que por el ancho de su corteza nos indica una existencia comenzada antes del Descubrimiento.

Bajo su copa se hallan gruesos bloques de piedra, donde las monjas acudían al atardecer para sentarse y llorar a veces la muerte reciente de otras compañeras.

LAS COCINAS

Al otro lado, se alzan diversos edificios antiguos que no tienen gran mérito si no es por la construcción de algunas de sus paredes, hechas de un material que con el tiempo ha formado en sus superficies leprosas, líneas redondeadas que recuerdan vagamente las zonas concéntricas que se ven en las calcedonias. Cerca de esto se encuentran las cocinas, cuya curiosidad son las macizas mesas de piedra y el enorme fogón que ocupa el ancho de toda una pared.

Junto a las cocinas hay varias cámaras que tienen un piso de color amarillo, que según la leyenda, están constituidos por una mezcla a base de yemas de huevos. Saliendo del primer patio o plazoleta de la Vía de San Cristóbal, se cae en otro de mayores dimensiones y de forma cuadrada, donde se ven, rodeadas de vegetación, varias construcciones de aspecto bastante parecido a las que he descrito anteriormente como Matadero y Casa del Alcalde. La pieza más curiosa y más original del convento entero se halla en este patio y es la primera fuente pública de la Habana, construida aproximadamente en el año 1522. En medio de una fosa alargada cuyos bordes de piedra sobresalen apenas del terreno, se alza un grueso pilar terminado por una pesada cornisa y coronado de una especie de tosco frontón triangular, a ambos lados se apoyan dos ménsulas invertidas cuyas molduras le comunican bastante esbeltez y en sus caras se divisan pequeñas hornacinas, vacías ahora, pero destinadas en la época a alguna sacra imagen que inspiraría piadosos sentimientos a la población que, a veces, se dejaba llevar demasiado por su amor al juego cuando las leyes del Virrey afectaban de ignorar los «vistos».

EL PRIMER BAÑO PÚBLICO

Cerca de la fuente, hay una casita, idéntica como construcción a la Casa del Alcalde —tejas criollas, paredes de mampostería—, y que tiene un solo cuarto, donde se abre una excavación oval de unos dos metros de largo, que era el primer baño público de la Habana. Más lejos se ve una pintoresca plataforma de piedra, con postes puntiagudos en los ángulos, y sobre la que están colocados los brocales de dos pozos, terminados cada uno por un semicírculo de hierro con una cruz en la parte más alta. De allí se divisa el primer mercado, que es verdaderamente una pieza curiosa.
Unos pilares espaciados y que forman un cuadrado, sostienen un techo de tejas de cuatro corrientes. A cada ángulo, saliendo algo de los pilares más gruesos, se halla una fuente, y entre una y otras se conservan antiquísimas tablas carcomidas, donde los vendedores exponían sus comestibles.

Es fácil pensar en el bullicio que debía formarse los días de mercado alrededor de estos toscos mostradores, donde una vez que otras moverían pesadamente su carapacho algunas de estas «hicoteas», que tanto alababa el buen Balboa, haciéndole sentir a la población la dicha de vivir.

En esta ilustre villa generosa/ abundando de frutas y ganado/ por sus flores alegre y deleitosa, como lo sentía de Bayazo el excelente obispo Fray Juan de las Cabezas, el héroe del primer poema escrito en Cuba.

EL POZO DE LA MADRE

Cerca del Mercado hay un pozo al que está ligado una leyenda cierta. Lo llaman «el Pozo de la Madre», y las monjas pretendían que la veta que le suministra agua pasa justo debajo del altar de la iglesia y por lo tanto, que es milagrosa. Se conserva el recuerdo de personas notables que acudieron en distintas épocas al Convento, para beber un poco de la santa agua.

LÁGRIMAS Y ANGUSTIAS

A la derecha del segundo patio, hay dos calles de piso de ladrillos con una depresión en el centro, que debía de ser un continuo charco, y que son de las más típicas de todo el Convento. Tienen nombres algo tristes: una es la calle de Lágrimas y la otra de la Angustia; en la esquina que forman se halla la famosa «Casa del Marino».

Es de dos pisos, y en el superior tiene un balcón con baranda de madera torneada, bastante parecidas a algunas que se ven en ciertas calles de la Habana antigua. Las leyendas que sobre ella se han publicado, repito, no están fundadas sobre ningún hecho cierto, y en sí no tiene sino un detalle bastante curioso; la fachada entera se halla cubierta de crucecitas, aunque poco visibles.

Cuando se inaugure la exposición que en el Convento tendrá lugar, presentará un interés mayor, pues se ha ideado amueblarla para esta fecha, en el carácter de la época en que fue construida. Frente por frente se ve un edificio de aspecto algo más moderno. Es el llamado «Mesón del Tío Paco» o «Mesón del Andaluz». En el origen parece más bien haber sido una panadería que una taberna, pues se distingue con trabajo, inscripta en una de sus maderas un letrero que dice:
«Casa del pan».

Aunque esta esquina tiene un gran valor por su aire pintoresco, su interés arqueológico es menor a mi juicio que, por ejemplo, el Mercado o la Fuente, construidos en una fecha mucho más antigua y cuyo aspecto primitivo se buscaría en vano en la Habana de hoy.

LA IGLESIA

Volviendo al patio donde se encuentra el Mercado, y dirigiéndonos en sentido opuesto a la entrada, se va a dar en la Iglesia.

Encierra detalles dignos de atención. Su cielo de madera está admirablemente labrado; de trecho en trecho tiene gruesas ménsulas que siguen cierta curiosa ley de deformación al llegar a las esquinas, y a uno de los lados hay balcones enrejillados, desde donde las monjas podían oír misa sin ser vistas por los fieles. Accediendo a estos balcones por el piso superior, se ve una inscripción en latín colocada entre los capiteles de dos de los pilares principales y que se refiere a la fecha de la fundación del Convento. Lo que de ella es inteligible dice así: «CAVO ESTA IGLESCIA AÑO DE 1643/ MARJV DE SALAS Y ARGUELLO».

Es fácil comprender porqué [sic] el convento contiene tantas casas diferentes y sin relación alguna con el plano principal.

Al construirlo, se encerró en los muros y el claustro de los edificios pequeños que se plazamiento. Después del año de 1643, en que el convento no se componía más que de lo que es hoy la iglesia y la parte que rodea el patio donde está el Mercado, se decidió ampliarlo más, y entonces se fueron comprando las casas que lindaban con él, dejándolas tal como estaban y rodeándolas solamente del muro cada vez mayor. Así llegó a ocupar la extensión que tiene hoy, conservando perfectamente en su seno todos los vestigios del origen.

Ya que no por el hallazgo del pseudo pasadizo subterráneo, la iglesia está poetizada por una leyenda perfectamente verídica, pero tan dramática y a la vez tan encantadora y completa de sí, que en otra ocasión la daré a conocer con toda la amplitud que merece por su originalidad.

RECIBIDOR DE LAS MONJAS

Otros detalles hay muy interesantes en el vetusto edificio; tanto su hospital con sus salas enormes y sus bóvedas artesonadas, o sus escaleras de piedra desgastadas, o bien los extraños pilones de agua o pozos que se hallan a cada paso; pero uno de los más notables es el recibidor de las monjas. Se compone de una celda pequeña, donde era admitido el visitante, en el fondo de la cual hay una ventana con dos rejas separadas por algo como un pie de distancia, y que comunicaba con un pasillo practicable para las monjas. Una de las rejas, la exterior, es de madera dura imitando el hierro y perfectamente lisa. La segunda es de hierro y penetran los barrotes unos dentro de los otros en las intersecciones, pues están dispuestas de modo que con esta doble barrera de cabillas entrecruzadas, la monja no sea visible a los ojos del que viene a verla.

Junto a la reja, hay un agujero que atraviesa la gruesa pared y en la que corre una especie de gaveta, que servía en caso de que el visitante quisiera entregarle un escrito.

HOGUERA DE LA MENTIRA

He enumerado casi todas las curiosidades que encierra el Convento.
Como se ve, todas son dignas de atención, y tienen un mérito propio indiscutible, sin que haya la necesidad de adulterar en su favor, la historia, con falsas leyendas. Éstas existen, pero requieren estar sometidas a un examen riguroso, después de salir de la boca de los que las cuentan, para que se les pueda presentar verdadero crédito.

Es de recordar la indignación de las monjas de Santa Clara, cuando, muchos años ha, una condesa de rancia alcurnia publicó una obra sobre las leyendas del convento.
Esta obra constaba de tres gruesos tomos que encerraban interesantes cuentos, en que la autora hacía gala de una imaginación capaz de componer historias a lo Allan Poe, como a lo Vorágine, y tan ciertas unas y otras como las fábulas de Esopo.

Una anciana rica, algo beata, indignada de las invenciones de que eran víctimas las siervas del Dios en que ella creía, sacrificó parte de su fortuna en adquirir todos los ejemplares que pudo, de esta obra, y cuando agotó la edición, hizo con ellos una enorme hoguera.

Es probable que ya no exista ninguno de estos curiosos libros, aunque sería posible que alguna biblioteca privada, contenga uno.

SABOR DE ANTIGÜEDAD

Dejando a un lado la veracidad o no de los hechos que relatan las leyendas, y ocupándonos tan sólo de la parte histórica del convento, hay que convenir en que su estudio representa un gran interés para todo cubano.

Todos los países de la América Latina poseen recuerdos de su pasado: iglesias, palacios antiguos, casas, que son objeto de orgullo por parte de los habitantes de las naciones a que pertenecen. Según la creencia general, estos detalles no abundaban en Cuba; se veían una iglesia antigua de vez en cuando, un castillo, un pedazo de muralla aquí o allí, pero no verdaderos datos tangibles de la vida de los primeros colonizadores de la isla; no piezas que se remontaran a verdadera antigüedad (antigüedad relativa a América, se entiende). Pero ahora queda demostrado que en el mismo centro de la Habana existe esto y que estos rincones por los que los turistas extranjeros corren kilómetros en sus carros amplios bajo las vociferaciones de un «cornac» que nadie entiende, se hallaban lo mismo en Cuba como en otras partes.

Y me separo con cariño de estas agrietadas piedras, roídas por las épocas, que han visto transcurrir el tiempo interminable y perecer generaciones de hombres, pensando en el respeto religioso que se apoderará de cada alma refinada y verdaderamente cubana, al divisar bajo la hojarasca de los árboles tropicales, la casa donde vivió uno de sus primeros alcaldes, o la fuente donde venían a llenar sus cántaros las primeras habaneras.

Lina R. Valmont
Seudónimo atribuido a Alejo Carpentier

Gitana tropical

Gitana tropical

Escuche el programa aquí: Víctor Manuel un hombre triste Para mi ver a Víctor era como ver a la Gitana Tropical y ver la Gitana era ver a Víctor. Ernesto Fernández mayo 31, 2021 A Víctor Manuel lo vi varias veces en la tienda El Arte, donde...

Gonzalo Castañón

Gonzalo Castañón

Escuche el programa aquí:El periodista asturiano y el fusilamiento de estudiantes de Medicina en Cuba José Antonio Vega El pasado mes de noviembre los cubanos y también algunos españoles evocaran un pasaje triste en la historia de su país y del...

Castillo de San Severino, Matanzas. Cuba

Castillo de San Severino, Matanzas. Cuba

Escuche el programa aquí:Fortalezas Coloniales: Castillo de San Severino, Matanzas. Cuba Esta Construcción Militar del prototipo renacentista, típica del sistema de fortificaciones españolas desarrolladas en Américas durante el siglo XVIII, es...

Irlandeses en Cuba

Irlandeses en Cuba

Escuche el programa aquí:La huella irlandesa en Cuba Para los cubanos, Irlanda es un país sin aparentes nexos en común: frío y distante del Caribe, inmenso en sus tradiciones que llegan como especies de flashazos de conocimiento a la isla...

Fuentes de La Habana

Fuentes de La Habana

Escuche el programa aquí:Fuentes de La Habana. Las fuentes, generalmente ubicadas en parques y avenidas, han constituido un importante elemento decorativo en la fisonomía de la ciudad. A diferencia de otras urbes, donde la principal función de...

Néstor Milí

Néstor Milí

Escuche el programa aquí:Néstor Milí cubanía musical de excelencia Por: Pedro Norat Soto El espacio sonoro de la barriada habanera de Cayo Hueso inundó su alma con los acordes más auténticos de la música y gracias a ello, Nestor Mili Bustillo...

Manuel Márquez Sterling

Manuel Márquez Sterling

Escuche el programa aquí:Manuel Márquez Sterling presidente provisional durante 6 horas en enero de 1934 Manuel Márquez Sterling y Loret de Mola (1872-1934) Escritor, periodista y diplomático cubano. En 1934 fue presidente de la República de...

La historia de Chacumbele

La historia de Chacumbele

Escuche el programa aquí:La historia real de Chacumbele, el cubano que se mató a si mismo En el vocabulario popular en Cuba existen no pocas frases que han superado la barrera del tiempo y han trascendido de generación en generación. Una de las...

Sucesos curiosos ocurridos en Cuba

Sucesos curiosos ocurridos en Cuba

Escuche el programa aquí:El Templete se edificó en 1828. Tiene la forma de un templo dórico griego, la fachada está compuesta un pórtico de seis columnas que sostienen un friso decorado. En el interior del recinto podemos encontrar un busto de...

Alameda de Paula

Alameda de Paula

Escuche el programa aquí:En el centro de este paseo se alza una alta columna de mármol, dedicada al capitán general de la Isla en los tiempos de su fundación. Como un balcón al mar, la Alameda, está rodeada de bellas farolas y en uno de sus...

Los hoteles del Malecón de La Habana

Los hoteles del Malecón de La Habana

Escuche el programa aquí:Los hoteles en el Malecón La céntrica esquina de Prado y Malecón marcó el comienzo de este característico y único frente marítimo. En el privilegiado lote con frentes a las citadas arterias y además a la de San Lázaro se...

Francisco de Arango y Parreño

Francisco de Arango y Parreño

Escuche el programa aquí:Francisco de Arango y Parreño (Tomado de la Red Cubana de la Ciencia) Nació en La Habana (ciudad actual del mismo nombre, perteneciente a la provincia Ciudad de la Habana), Cuba, el 22 de mayo de 1765 y falleció en la...

El Niño Valdés

El Niño Valdés

Escuche el programa aquí:El Niñito Valdés boxeador cubano Geraldo Ramos Ponciano Valdés héroe de los niños en Cuba nace un 5 de diciembre del 1924. Muchos padres cubanos aprovechaban el programa de televisión donde el Niñito Valdez aparecía...

Cosas escandalosas que sucedieron en Cuba

Cosas escandalosas que sucedieron en Cuba

Escuche el programa aquí:Bailarinas exóticas, strippers y Burbujas en el Prado El Hotel Sevilla era otro donde la mafia campeaba. Inaugurado en marzo de 1908, fue uno de los grandes del Prado, junto al Inglaterra, el Telégrafo y el Saratoga. En...

La música de Julio Cueva

La música de Julio Cueva

Escuche el programa aquí:Nadie recuerda que su trompeta inauguró la inmensidad moderna del Empire State Building, en un New York que esperaba ansiosamente a King Kong, sacudido por la primera crisis inhumana de este mundo. Había visitado ya la...

El monumento de Máximo Gómez

El monumento de Máximo Gómez

Escuche el programa aquí:La accidentada historia de un monumento Josefina Ortega • La Habana Ya se habían erigido en La Habana las esculturas de José Martí y Antonio Maceo, la primera en 1905 y la segunda en 1916, cuando en mayo de este último...

Historia del teatro Campoamor

Historia del teatro Campoamor

Escuche el programa aquí:Efímera vida del antiguo teatro Campoamor El arquitecto José Ricardo Martínez fue el encargado de realizar el proyecto del antiguo teatro Campoamor, levantado por la empresa de los señores Giquel y Padial por un costo de...

Manuel Fernández Supervielle

Manuel Fernández Supervielle

Escuche el programa aquí:Manuel Fernández Supervielle EL ALCALDE DECENTE. (23 de septiembre 1894 - 05 de mayo 1947, Miramar, La Habana, Cuba) En el pequeño parque de la calle Monserrate, frente a la Manzana de Gómez y a escasos metros del...

Cham Bom Biá

Cham Bom Biá

Escuche el programa aquí:CHAM BOMBIÁ No te salva ni el médico chino 1… Posted by Derubin Jacome in CUBA EN LA MEMORIA Aunque esta frase realmente surge por Cham Bom-bia, botánico chino que alcanzó gran popularidad a finales del siglo XIX en...

Puentes de Santa Clara

Puentes de Santa Clara

Escuche el programa aquí:PUENTES DE SANTA CLARA Cuando los remedianos Manuel Rodríguez de Arciniega y Esteban Díaz de Acevedo, en 1689, se presentaron ante el capitán general y el obispo para solicitarles la autorización del traslado de la villa...

Aquella divertida Habana de antes

Aquella divertida Habana de antes

Escuche el programa aquí:EL SONIDO DE LA NOCHE HABANERA EN DICIEMBRE DE 1958 LA CIUDAD ESTABA EMPEÑADA EN SEGUIR IGUAL Y EL MUNDO ESTABA A PUNTO DE CAMBIAR. Por Rosa Marquetti Posted on diciembre 18, 2018 Las noches en La Habana en diciembre de...

Esteban Salas

Esteban Salas

Escuche el programa aquí:Nació en La Habana (Cuba), 25.XII.1725 – Santiago de Cuba, 14.VII.1803. Músico, compositor, maestro de capilla de la Catedral de Santiago de Cuba, sacerdote. Sus padres eran de las islas Canarias. Ingresó como cantor...

Nuestro cumpleaños número 7 y la música de Frank Domínguez

Nuestro cumpleaños número 7 y la música de Frank Domínguez

Escuche el programa aquí:Nuestro cumpleaños número 7 y la música de Frank Domínguez. Francisco Manuel Ramón Dionisio Domínguez Padrón, mejor conocido como Frank Domínguez, nació el 9 de octubre de 1927 en Güines, Cuba. Fue el mayor de tres hijos...

Leyendas cubanas

Leyendas cubanas

Escuche el programa aquí:10 seres de la mitología cubana presentes en el imaginario cubano 1. Güije o chichiricú Ninguna otra de las leyendas cubanas ha arraigado tanto en la memoria colectiva que la del güije, jigüe o chichiricú. En el “santo...

Memoria de La Habana

Mas información sobre

Memoria Histórica de La Habana

Teléfono: (305) 439-2249

Patrocinadores

Sharing Stream
Foundation of The Americas
Registre su empresa

Discover more from Memoria de La Habana

Subscribe now to keep reading and get access to the full archive.

Continue reading