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La esquina de Toyo

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Intersección de 10 de octubre con la calzada de Luyanó

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Una esquina habanera en la memoria

Esquina de Toyo, famosa desde las primeras décadas del siglo por las trifulcas que allí sucedían entre los distintos bandos políticos de la recién inaugurada “república”. Tiroteos, muertos y heridos eran noticia común del lugar, y no asombraba a nadie.

Los establecimientos que se situaban a su vera llevaban el mismo apellido: Panadería de Toyo, peletería de Toyo, y así la dulcería, el café, el bodegón y el almacén. Cuentan que en la amplia baranda del bodegón de Toyo los campesinos que venían a la capital a vender sus productos amarraban sus caballos. Hoy no existe, pero sí se mantiene la panadería que data de 1832.

La necesidad de sus moradores de extender hacia los territorios cercanos las zonas de cultivos de subsistencia determinó la aparición de caminos que enlazaran la Villa con el interior. Esto se remonta a fechas anteriores a 1557, pues ya en ese año se convoca a los vecinos para que cooperen con el arreglo de los mismos que habían sido destruidos por un huracán.

Estos caminos fueron tomando distintas denominaciones, entre ellos se encontraban el “Camino de Matabanó”, nombrado más tarde “Camino Real del Sur”, por donde entraba en la capital la mayor parte de los abastecimientos y que fue el más significativo para la historia de esta localidad y su futura evolución económica y social.

Hasta el presente ha sido imposible hallar evidencias materiales de asentamientos aborígenes en el área que abarca este municipio en la actualidad, aunque la permanencia en la toponimia de vocablos tales como Luyanó, Uyanó, Maboa y otros sugieren esta posibilidad.

Durante el siglo XVI y hasta fines del siglo XVIII se otorgan las primeras mercedes en el territorio, se desarrolla la agricultura de subsistencia, así como el cultivo de la caña de azúcar y el tabaco.

El dato más antiguo referido al territorio se remonta a 1558, año en que aparece mencionado un lugar denominado “Sabana de la Mula”, destinado por el Cabildo a apacentar el ganado manso que iba a ser sacrificado, sitio que corresponde a las actuales Calzadas de Diez de Octubre, Concha y Cristina.
El primitivo “Jesús del Monte” se hallaba al sur de la villa de San Cristóbal, con una extensión aproximada de unas cinco leguas de superficie. Incluía las zonas que posteriormente fueron conocidas como: Luyanó, Víbora, Jacomino, Arroyo Apolo y Arroyo Naranjo]].

La jornada abarcó otras muchas actividades entre las cuales destaco la celebración de los 40 años de vida artística del prestidigitador Gardini. Esta feliz iniciativa tuvo lugar en el “Teatro Apolo”, recinto condenado al ostracismo desde hace años junto a su vecino de la Esquina de Toyo, el “Cine Moderno”—primer edificio art-deco construido en Cuba (1927).—Por si lo dudan, aquí va la constancia fotográfica que nos recuerda aquel programa “Detrás de la fachada”.

Y ya que recordamos tiempos pasados, acudo a la memoria del inolvidable Eduardo Robreño, quien publicó en Letras Cubanas, 1978, el libro “Cualquier tiempo pasado fue…” donde nos contó sabrosas anécdotas de aquellos días. Al referirse a las intersecciones más populares de nuestra capital, el autor le dedica un capítulo a la Esquina de Toyo, famosa desde la época de los adoquines al converger en la misma las calzadas de Jesús del Monte y la de Luyanó.

En sus narraciones deja constancia de curiosos hechos ocurridos antaño en la capital de todos los cubanos, pero por su vigencia prefiero recordar la importancia que para mi niñez y adolescencia tuvo la mencionada esquina:

La esquina de Toyo fue una de las esquinas más famosas y llenas de tradiciones gastronómicas de la capital cubana.

Toyo está muriendo de fealdad y desamparo. Pero el hecho de que hoy sea la más fea entre las esquinas famosas de La Habana, no disminuye en nada sus valores tradicionales. Todo lo contrario, pues éstos, al igual que su fama, fueron acumulados durante siglos de auténtico arraigo en la memoria de los habaneros.

Y no sólo como referencia a la hora de mencionar el mejor pan que se cocía en nuestra isla. Más que como el nombre de un tipo de pan (que era el apellido de la familia que lo creó, en 1832), Toyo se ha perpetuado en el recuerdo como un sitio especialmente representativo de lo que fueron las esquinas habaneras antes del terremoto fidelista, cuando concentraban en sus breves espacios todo el aroma, el sabor, el colorido, la popularidad y el movimiento comercial de la ciudad.

También la arquitectura cubana tiene allí una reliquia cuyo carapacho abandonado exprime el corazón. Es lo que fue el Moderno, primer cine Art Decó del país. Como se conoce, el Art Decó fue un movimiento de gran influencia en la arquitectura nacional durante las décadas de los años 20, 30 y 40. Su llegada a nuestra isla coincidió con el auge de las salas cinematográficas habaneras. Así marcó un estilo en sus principales construcciones. Y justo la primera de éstas se halla en Toyo, muriéndose, como toda la esquina.

Por lo demás, a Toyo, única intersección de tres esquinas entre las famosas, no sólo le dispensó lumbre particular su renombrada panadería.

Unos junto a los otros, se adueñaron del sitio (y de la preferencia de los habaneros) decenas de vendutas de comestibles ligeros que hacían honor a lo más delicioso y demandado de nuestra cocina: desde los proverbiales panes con lechón asado (los de verdad, que desaparecieron para siempre del paisaje cubano), o los sándwiches criollos, hasta el arroz frito o la sopa china de la fonda de Confucio; desde el mejor carnero estofado de la capital, los tamales, las fritas, el bistec a la plancha, hasta las dulcerías con vasta variedad de pasteles, o los refrescos de frutas…

Los olores a comida rica y a pan recién horneado, envueltos en la fragancia de un muy cercano tostadero de café, constituyeron un sello distintivo de la esquina de Toyo, cruce de caminos entre Luyanó, La Víbora y el centro de La Habana. Pero ya nada queda allí, como no sea un triste espacio para la nostalgia. Aquellos comercios acabaron hundidos en la desmemoria, del mismo modo que se hunde entre la pestilencia y la suciedad todo el resto de su tesoro patrimonial.

Queda en pie la llamada Casa del Pan, pero como sombra de lo que fue. En los años ochenta, la tradición panadera de Toyo experimentó un modesto rescate, pero resultaría pasajero, y además fue el último.

Actualmente, el pan que hornean en la Casa del Pan es tan malo como el de cualquier otra panadería habanera, lo cual es mucho decir. También en esa esquina instalaron un Sylvain, perteneciente a la cadena de panaderías y dulcerías destinadas al comercio en divisas, pero su producto no parece ser particularmente mejor que el de los establecimientos comunes. Sólo es más caro y quizá un poquito menos feo.

Como calamidad extra, desconcierta y extraña comprobar la escasez de cuentapropistas en Toyo. Ya que precisamente en el pequeño y mínimo negocio particular estuvo fundamentado gran parte del prestigio de esa esquina, sería de esperar que las autoridades locales se esforzaran por remediar tal déficit, aunque fuera malamente. Pero ni eso.

En los bajos del cuchillo de Toyo, donde hubo, primero, un proverbial bodegón, que luego fue derivando (en pizzería de pie, en piloto cervecera, etc…) hasta caer en la lúgubre condición de ruina oscura y peligrosa, pervive un pobre anciano vendiendo por su cuenta viejas postales y panfletos sobre santería. Es el último reducto de esa valiosa institución que conformaron los vendedores al por menor de Toyo.

*Nota curiosa: En el Cuchillo como primer inmueble, en los altos del cual residía el sargento Fulgencio Batista cuando los sucesos del 4 de septiembre de 1933. También había otros comercios y los cines Dora y Atlas, hasta llegar a la calle Fábrica, su punto más elevado, donde se ensanchaba y comenzaba a descender con parterres y árboles a ambos lados, que en los años cincuenta fueron eliminados, al reconstruirse totalmente y ampliarse a cuatro vías.

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Sucesos curiosos ocurridos en Cuba

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Cosas que sorprendieron o hicieron reír a los cubanos de entonces

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El Templete se edificó en 1828. Tiene la forma de un templo dórico griego, la fachada está compuesta un pórtico de seis columnas que sostienen un friso decorado. En el interior del recinto podemos encontrar un busto de Cristóbal Colón y tres cuadros que representan los hechos de aquelSUCESOS CURIOSOS EN LA HISTORIA CUBANA

¿Sabías que el origen de esta frase que todos conocemos se remonta al barrio marginal habanero de Jesús María?
María Ramos era una bella mujer que ejercía la profesión más antigua del planeta en dicho barrio. Un día, según su propio testimonio, llegó a su casa y descubrió a su proxeneta Virgilio muerto en la cocina. En su frente había una enorme herida y a su lado, ensangrentada, se encontraba la piedra de machacar de María Ramos.

¿Sabías que en Cuba fue famosa Irma Izquierdo, a quien bautizaron como “La Estigmatizada?
Desde su niñez Irma aseguraba poder “ver” ciertas figuras religiosas; y en varias oportunidades le daban unos ataques muy raros y aseguraba haber tenido a su lado la figura de Jesucristo. Durante la Semana Santa del año 1956 Irma acaparó las primeras planas de todos los periódicos cubanos y la noticia pronto trascendió a toda Latinoamérica y otras partes del mundo; se hicieron eco de ella los noticieros radiales y televisivos. Ya desde algunos días antes Irma experimentaba algunos cambios raros en sí misma; perdió el apetito y casi no comía, sólo probaba algunos sorbos de vino que acompañaba con pedacitos de pan.

Presentaba primero sudores sanguinolentos (que desde el punto de vista médico se llaman Hematohidrosis) y después le brotaban los estigmas en la piel, las marcas de los clavos en ambos pies y manos, los hematomas y verdugones en la espalda y en sus brazos como si hubiera recibido fuertes latigazos; otros hematomas formaban cruces en sus muslos y además un claro letrero en ambos muslos con la inscripción “INRI” que le fue puesta a Jesús de Nazaret durante la crucifixión y que significa “El rey de los judíos”.

¿Conocías que los primeros inodoros se instalaron en Cuba en 1887, en el edificio que ocupaba entonces el Muy Ilustre Centro Asturiano de La Habana?
Eran de fabricación inglesa y no tenían nada que ver con los de ahora. Se confeccionaban de hierro fundido, tenían forma de embudo y el agua se depositaba en una caja de madera forrada de zinc. Esa caja estaba situada en lo alto, bien separada de la taza, pero conectada con ella gracias a un tubo y se descargaba al tirarse de una cadenilla.
Todo eso y más en el programa sobre sucesos curiosos acontecidos en Cuba. lejano y enigmático 16 de noviembre. En el jardín, al pie de la columna, hay un busto de Hernando de Soto, primer gobernador de la villa.

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Frontón Jai Alai

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La fiesta alegre vasca en Cuba.

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Uno de los deportes que creció con la República y desapareció con su muerte en 1959 fue la pelota vasca o cesta punta, popularmente conocido como Jai Alai.

El Jai Alai fue llevado a Cuba por los vascos en el año 1898, pero no fue hasta el 7 de mayo de 1901 que nació el primer templo de la pelota vasca en el Nuevo Mundo, cuando se inauguró en La Habana el Frontón Jai Alai en la famosa esquina de Concordia y Lucena.

La obra no tardó en ganarse el nombre de ”El Palacio de los Gritos”, e impulsada por el vasco Basilio Sarazqueta atrajo a numerosos pelotaris del más alto nivel.

En una época en que el transporte público era tirado por caballos, La Habana comenzó a ser el centro de un deporte cada vez más lucrativo, gracias a las crecientes apuestas.

Ver más en conexioncubana.net

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