by admin | Dec 4, 2016 | Kabiosiles
Kabiosile Vicentico Valdés Su voz era tan espesa como la noche de mi pueblo. Obligaba a mirar al cielo a los amantes. Los borrachitos tristes del bar de la esquina, olvidados sus malos amores, cuando ya no sabían ni por qué pena lloraban, salían envueltos...