{"id":7563,"date":"2024-03-17T15:02:39","date_gmt":"2024-03-17T15:02:39","guid":{"rendered":"https:\/\/memoriadelahabana.com\/?p=7563"},"modified":"2024-03-17T15:08:46","modified_gmt":"2024-03-17T15:08:46","slug":"el-manati","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/memoriadelahabana.com\/el-manati\/","title":{"rendered":"El manat\u00ed"},"content":{"rendered":"

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Escuche el programa aqu\u00ed:<\/h2>\n

[\/et_pb_text][et_pb_code admin_label=”Code” _builder_version=”4.23.4″ global_colors_info=”{}”]

<\/div>[\/et_pb_code][et_pb_text admin_label=”Text” _builder_version=”4.23.4″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat” background_layout=”dark” link_option_url_new_window=”on” use_border_color=”off” global_colors_info=”{}”]EL LLANTO DEL MANAT\u00cd MANUEL PEREIRA<\/p>\n

Frente a las costas de La Espa\u00f1ola, Crist\u00f3bal Col\u00f3n consign\u00f3 en su Diario de Navegaci\u00f3n que \u201cvido tres sirenas (\u2026) pero no eran tan hermosas como las pintan\u201d. Le pas\u00f3 igual que a Marco Polo cuando confundi\u00f3 al rinoceronte de Sumatra con el unicornio. Desde luego, las \u201csirenas\u201d de Col\u00f3n no eran m\u00e1s que manat\u00edes. A partir de esa confusi\u00f3n original, las fabulaciones de los Cronistas de Indias se multiplicaron, cre\u00e1ndose incluso la leyenda de un cacique de Santo Domingo que navegaba con diez indios en el lomo de un manat\u00ed domesticado. Pedro M\u00e1rtir de Angler\u00eda increment\u00f3 estos trasvases mitol\u00f3gicos confundiendo a los manat\u00edes con los tritones y aun con las nereidas. <\/p>\n

En su inevitable libro Ocaso de sirenas, Jos\u00e9 Durand nos cuenta que
\nel conquistador Juan de Salinas Loyola, ante la magnificencia del manat\u00ed, equivoc\u00f3 el nombre y escribi\u00f3 \u201cmagnat\u00ed\u201d. Las denominaciones ins\u00f3litas proliferaban a medida que aumentaba la confusi\u00f3n taxon\u00f3mica. Les llamaron \u201cvacas marinas\u201d, porque se alimentan de plantas acu\u00e1ticas y pastan bajo el agua. Tambi\u00e9n \u201cpez-mujer\u201d, porque tiene tetas y amamanta a sus cr\u00edas apret\u00e1ndolas contra el pecho con las aletas en forma de \u201cmanitas\u201d. Los mexicanos del siglo XV le llamaban \u201ctlacamichin\u201d, es decir, \u201chombre-pez\u201d, del nahuatl tlacatl (hombre) y michin (pez).<\/p>\n

D\u00f3cil, pac\u00edfico, vegetariano, del rostro del manat\u00ed emana cierta nobleza a pesar de su evidente fealdad. Su constituci\u00f3n antropomorfa lo convierte en un enigma biol\u00f3gico, una criatura inclasificable, acaso el animal m\u00e1s desconcertante del planeta junto con el ornitorrinco. Es el \u00fanico mam\u00edfero acu\u00e1tico herb\u00edvoro y est\u00e1 remotamente emparentado con el elefante, seg\u00fan los registros f\u00f3siles del Eoceno, los restos de prote\u00ednas que conserva, sus caracter\u00edsticas dentarias y las u\u00f1as de las \u201cmanitas\u201d, que son planas y redondeadas.<\/p>\n

As\u00ed las cosas, no es de extra\u00f1ar que marineros y cient\u00edficos de otros tiempos los confundieran no s\u00f3lo con sirenas, sino tambi\u00e9n con delfines, focas, morsas y hasta con tiburones. El conde de Buffon, por ejemplo, los clasific\u00f3 entre los cuadr\u00fapedos y Alexander von Humboldt -que fue el primero en diseccionarlos en la cuenca del Orinoco- los catalog\u00f3 entre los cet\u00e1ceos. <\/p>\n

Todos se equivocaban con el manat\u00ed, al que tambi\u00e9n denominaron \u201clamantino\u201d, \u201clamentin\u201d, o \u201clamantin\u201d, del franc\u00e9s \u201clamenter\u201d. \u201cLamant\u00edn\u201d le llama Buffon. \u201cLamentino\u201d dice el jesuita Clavijero. Y todo ello porque dicen que llora o gime cuando lo matan. En efecto, estos animales emiten chillidos o llantos, como afirma el naturalista Herbert Wendt. <\/p>\n

Si en la mitolog\u00eda cl\u00e1sica las sirenas cantaban, en nuestra cruda realidad, los manat\u00edes lloran, sobre todo durante las crueles matanzas a que han sido sometidos hasta ser casi borrados de la faz del planeta.
\nExperimentamos una verg\u00fcenza c\u00f3smica al constatar que el animal m\u00e1s manso del mundo es una especie en peligro de extinci\u00f3n por culpa de su principal depredador, que es el hombre, por encima del tibur\u00f3n y del cocodrilo. Las sirenas hom\u00e9ricas al menos tuvieron mejor suerte al quedar convertidas en arrecifes.<\/p>\n

Para colmo de males, el manat\u00ed no ha llegado a ser tan famoso como el delf\u00edn, porque no es tan \u201cbonito\u201d, es menos hollywoodense, m\u00e1s arcaico y menos post-moderno, en suma, nada circense. Sin embargo, no hay espect\u00e1culo m\u00e1s digno de verse que una manatina abrazando a sus manatos cuando les da el pecho a flor de agua. Todo el instinto maternal del universo se concentra en este animal. Tambi\u00e9n se abrazan entre ellos los adultos y juguetean en el fondo de las lagunas, incluso con los humanos, a quienes no guardan rencor por el da\u00f1o que les infligen. En sus retozos, los manat\u00edes llegan a practicar besuqueos entre ellos. <\/p>\n

Sin duda es el animal m\u00e1s tierno de la creaci\u00f3n. Tan tierno que hay testimonios seg\u00fan los cuales los indios del Orinoco y de los r\u00edos amaz\u00f3nicos incurr\u00edan con las manatinas \u201cen diab\u00f3lico pecado\u201d. La carne de estos animales siempre ha seducido a los hombres, no s\u00f3lo como sede de concupiscencia, sino tambi\u00e9n como manjar. Otro cronista de Indias, Gonzalo Fern\u00e1ndez de Oviedo, nos habla del manat\u00ed desde el punto de vista gastron\u00f3mico. Su carne cruda es como ternera, y cocida, tiene sabor a at\u00fan. Para Oviedo su manteca es la mejor para hacer huevos fritos y \u201cmuy buena para arder en el candil\u201d. Hasta el mism\u00edsimo Fray Bartolom\u00e9 de las Casas nos informa que la carne del manat\u00ed es much\u00edsimo mejor que la ternera, sobre todo si es tierna y se hace en adobo. Fray Toribio Motol\u00ednia tambi\u00e9n lo prob\u00f3. Los conquistadores com\u00edan manat\u00ed sobre todo en Cuaresma. En d\u00edas de abstinencia, guisar manat\u00ed, en las Antillas y en M\u00e9xico, equival\u00eda a saborear ternera que a su vez era pescado. As\u00ed burlaban el precepto eclesi\u00e1stico. Comer manat\u00ed en Viernes Santo se convirti\u00f3 en una tradici\u00f3n del Nuevo Mundo. Humboldt tambi\u00e9n lo palade\u00f3, para \u00e9l su carne \u201cse asemeja m\u00e1s al puerco que a la vaca\u201d. Alexander Olivier Exquemelin, el cirujano pirata, lleg\u00f3 m\u00e1s lejos: \u201che tenido la curiosidad de chupar la leche de algunas de estas hembras que daban de mamar; la he hallado tan buena como la de los animales perfectos por la c\u00f3pula\u201d. <\/p>\n

Su carne se ha aprovechado incluso con fines ceremoniales. Desde tiempos inmemoriales, olmecas y mayas la apreciaban mucho. Ya hab\u00eda terribles matanzas de manat\u00edes en los \u00faltimos a\u00f1os del siglo XVIII. Hacia 1768 se extingui\u00f3 una especie -la \u201cvaca marina de Steller\u201d- debido a la intensa cacer\u00eda a que fue sometida en el Estrecho de Bering. El dug\u00f3n \u2013que es el hermano del manat\u00ed en aguas del oc\u00e9ano \u00cdndico y en la costa suroeste del Pacifico- tambi\u00e9n est\u00e1 en peligro de extinci\u00f3n. El manat\u00ed ha desaparecido de las costas antillanas hasta quedar reducido a top\u00f3nimos en Puerto Rico y en Martinica. En Cuba no quedan, supuestamente cazados para comerse su carne. En Campeche, hacia 1960, se vend\u00eda la carne de manat\u00ed a 50 pesos el kilogramo. A partir de 1987 la legislaci\u00f3n mexicana estableci\u00f3 una multa de 7 millones de pesos por matar uno de estos animales. En 1992 otra ley subi\u00f3 la multa a 26 millones de pesos. A pesar de lo cual siguen vendi\u00e9ndose artesan\u00edas (aretes, collares\u2026) confeccionados con huesos de manat\u00ed.<\/p>\n

Antiguamente se usaba su piel en la construcci\u00f3n de canoas. Tradicionalmente las mujeres han usado el polvo de su cr\u00e1neo y de sus costillas para detener el flujo menstrual. La grasa serv\u00eda como ung\u00fcento.
\nOtro enemigo m\u00e1s moderno del manat\u00ed es el turismo, sobre todo las lanchas r\u00e1pidas cuyas propelas los destrozan, porque el manat\u00ed nada muy lentamente casi a flor de agua. Raz\u00f3n por la cual es f\u00e1cil de cazar ya que emerge para resollar cada dos o tres minutos. Otro enemigo son las redes de pesca, la expansi\u00f3n urbana y la actividad petrolera que modifica la naturaleza de los arroyos, r\u00edos, canales y lagunas, ya que en ellos son vertidos los residuos del petr\u00f3leo y los deshechos de los ingenios azucareros. Todo eso ha deteriorado gravemente el habitat del manat\u00ed en costas y r\u00edos de Florida, M\u00e9xico, Am\u00e9rica Central, Colombia, Venezuela y Brasil.<\/p>\n

En los a\u00f1os setenta se introdujeron manat\u00edes en los canales de Xochimilco con la intenci\u00f3n de controlar al lirio acu\u00e1tico en los canales del famoso lago. Pero los animales murieron por neumon\u00eda debido a las bajas temperaturas del agua, seg\u00fan un folleto editado en 2001 por la Secretar\u00eda de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Sin embargo, existe otra versi\u00f3n de los hechos, quiz\u00e1 algo exagerada, la que nos dej\u00f3 el poeta nicarag\u00fcense Ernesto Mej\u00eda S\u00e1nchez, seg\u00fan la cual: \u201cLa Venecia mexicana expiraba de constipado; entonces la Secretar\u00eda de Pesca, tan sabia y consecuente, invent\u00f3 traer los \u00faltimos manat\u00edes de la Florida para que se comieran a tiempo la fauna verde. Era de verse: una manada de helic\u00f3pteros transport\u00f3 en redes de nylon a todos los que pudieron (manat\u00edes, manatizas, con sus bebeses prendidos a sus tetas) por los aires del Golfo hasta el extransparente Valle m\u00e1s alto del mundo y los depositaron en los taponeados canales de Xochimilco. Los indios implumes creyeron que era milagro y los sacrificaron sin piedad. Y, naturalmente, se los almorzaron con placer\u2026\u201d <\/p>\n

Sea como sea, lo cierto es que en los \u00faltimos diez a\u00f1os del siglo pasado disminuy\u00f3 la presencia de estos animales en el estado de Quintana Roo.
\nDonde m\u00e1s quedan es en la Bah\u00eda de Chetumal y en el r\u00edo Hondo. No hace mucho se llev\u00f3 a cabo en esa bah\u00eda un censo a\u00e9reo desde avioneta y se contaron hasta 49 animales. Otras informaciones hablan de entre 90 a 130 individuos en la Bah\u00eda de Chetumal, declarada Santuario del Manat\u00ed en 1996. De todas maneras, son cifras espeluznantes. Aunque tanto el Colegio de la Frontera Sur como el Instituto de Biolog\u00eda de la UNAM realizan tenaces esfuerzos, la especie ha sido poco estudiada. Por ejemplo, en general se sabe poco sobre su forma de reproducci\u00f3n.<\/p>\n

Conmovido por la infinita desgracia del animal m\u00e1s apacible del mundo, fui hasta Chetumal, en la frontera con Belice, para contemplar de cerca esta curiosidad zool\u00f3gica de tiempos pread\u00e1nicos y como reci\u00e9n salida del Arca de No\u00e9. Chetumal es el \u00fanico lugar del planeta donde el manat\u00ed tiene el puesto de honor que le corresponde. Se le ve en monumentos p\u00fablicos, en estatuas, fotos, logotipos, murales\u2026 los ni\u00f1os acarician a los manat\u00edes que de noche se acercan a la orilla del boulevar para comer algas.<\/p>\n

Y all\u00ed est\u00e1 Daniel, una cr\u00eda en cautiverio, nadando en una \u201cpiscina\u201d improvisada en la Laguna Guerrero. All\u00ed tiene todo lo que necesita: mangle en las orillas, pasto acu\u00e1tico, baja profundidad de las aguas cuya temperatura est\u00e1 por encima de los 20 grados cent\u00edgrados, salinidad variable y existencia de fuentes naturales de agua dulce\u2026 Familias enteras van a ver a Daniel, lo acarician, le rascan el lomo con un cepillo. Daniel tiene poco m\u00e1s de veinte meses de edad y ya mide aproximadamente metro y medio. Su cuidador -Eladio Ju\u00e1rez- le da de comer pu\u00f1ados de algas directamente en la boca. Daniel saca la cabeza buscando su condumio y luego gira lentamente en el agua ejecutando cabriolas de alegr\u00eda.<\/p>\n

Mientras me alejo de la laguna Guerrero adentr\u00e1ndome en la selva, entre ruinas mayas, escucho algo que se desliza por debajo del canto de los p\u00e1jaros, algo as\u00ed como un lamento, una queja apenas perceptible\u2026 Es el llanto ancestral del manat\u00ed.<\/p>\n

PUBLICADO EN LA REVISTA MEXICANA \u201cDIA SIETE\u201d NUMERO 273, 9 OCTUBRE 2005[\/et_pb_text][et_pb_blog fullwidth=”off” posts_number=”24″ include_categories=”3″ show_author=”off” show_categories=”off” _builder_version=”4.16″ use_border_color=”off” border_color=”#ffffff” border_style=”solid” use_dropshadow=”off” global_colors_info=”{}”][\/et_pb_blog][\/et_pb_column][et_pb_column type=”1_4″ _builder_version=”4.16″ custom_padding=”|||” global_colors_info=”{}” custom_padding__hover=”|||”][et_pb_sidebar orientation=”right” area=”sidebar-1″ admin_label=”Sidebar” _builder_version=”4.16″ header_font_size=”32″ body_font_size=”18″ background_layout=”dark” remove_border=”off” global_colors_info=”{}”][\/et_pb_sidebar][et_pb_image src=”https:\/\/memoriadelahabana.com\/wp-content\/uploads\/2016\/09\/memoria-de-la-habana-estacion-de-radio-online.png” alt=”Memoria de La Habana” title_text=”Memoria de La Habana” url=”https:\/\/memoriadelahabana.com\/contactenos\/” url_new_window=”on” align=”center” align_tablet=”center” align_phone=”” align_last_edited=”on|desktop” admin_label=”Image” _builder_version=”4.16″ animation_style=”fade” animation_duration=”500ms” use_border_color=”off” border_color=”#ffffff” border_style=”solid” animation=”fade_in” sticky=”off” global_colors_info=”{}”][\/et_pb_image][et_pb_text admin_label=”Text” _builder_version=”4.16″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat” text_orientation=”center” background_layout=”dark” module_alignment=”center” use_border_color=”off” border_color=”#ffffff” border_style=”solid” global_colors_info=”{}”]<\/p>\n

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Memoria Hist\u00f3rica de La Habana<\/strong><\/p>\n

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