http:\/\/www.cubaencuentro.com<\/a><\/p>\nJos\u00e9 Carb\u00f3 Men\u00e9ndez se fue sin avisar. The Jersey Journal invit\u00f3 a despedirlo en la Jorge Rivera Funeral Home, con la aclaraci\u00f3n de que hab\u00eda muerto en el Palisades Medical Center el 31 de diciembre de 2005, y como \u00fanico dato biogr\u00e1fico: “was born in Cuba. He was a composer”.
La pared que separa las dos capas de la cebolla no permit\u00eda conocer al diario anglo que el cubano fue uno de los m\u00e1s populares compositores de guarachas, sones, mambos, chachach\u00e1s y boleros, que cantaron desde Celia Cruz, Benny Mor\u00e9 y Olga Guillot, hasta la Sonora Matancera y Cortijo y su Combo, que varias generaciones de caribe\u00f1os, mexicanos, colombianos bailaron su Pasito Tun Tun, y hasta el charro Tony Aguilar enamor\u00f3 con sus boleros en el cine mexicano.
Trini, guitarra y voz segunda de Las Hermanas M\u00e1rquez, lo conoci\u00f3 en La Habana de los a\u00f1os cuarenta, cuando Carb\u00f3, flaco como un g\u00fcin, trabajaba en la editora Peer y era miembro de la directiva de la Asociaci\u00f3n de Compositores de Cuba. Luego, brincado el charco, los dos coincidieron a fines de los sesenta en Nueva York, en el cabar\u00e9 Havana-Madrid, donde el compositor compart\u00eda madrugadoras descargas con sus colegas Julio Guti\u00e9rrez, Boby Collazo y Orlando de la Rosa, y en el que crearan a cuatro manos, en di\u00e1logo musical, el inmortal bolero Esto es felicidad.
De la Rosa le pregunt\u00f3 a Carb\u00f3: “\u00bfT\u00fa me quieres?”. Y este le respondi\u00f3: “Yo te quiero”, los otros amigos se sumaron: “\u00bfT\u00fa me adoras?\/ yo te adoro\/ \u00bfMe quieres?\/ te quiero\/ me adoras\/ te adoro\/ esto es felicidad”. Silvio Cebri\u00e1n, autor de la guaracha Monsier Jos\u00e9, nos cuenta la boler\u00edstica an\u00e9cdota, y describe a un Carb\u00f3 refunfu\u00f1\u00f3n, pero siempre artista, y en guerra abierta a que rebautizaran el son con el nombre de salsa.
Un palo tras otro
Jos\u00e9 Carbo Men\u00e9ndez (hijo de farmac\u00e9utico) naci\u00f3 en Santiago de Cuba el 13 de mayo de 1921, bajo el signo de Tauro. Quiz\u00e1 por eso fue tan obsesivo y se impuso en la competitiva Habana de los a\u00f1os cuarenta, donde pronto logr\u00f3 componer para Radio Cadena Suaritos, y que sus temas los cantaran renombrados int\u00e9rpretes. De aquellos primeros boleros sobresalen Hablemos de los dos, Ya me cans\u00e9 de ti, Embrujo Antillano, En tu ausencia. Pero con lo que Carb\u00f3 logr\u00f3 dar un palo tras otro fue con sus sones y guarachas, entre ellos El baile del sill\u00f3n y A buruj\u00f3n pu\u00f1ao.
Cuando Celia Cruz, con la Sonora Matancera, le peg\u00f3 la guaracha Cao cao, man\u00ed picao (1950), Benny Mor\u00e9 impact\u00f3 con Manzanillo, el boricua Vit\u00edn Avil\u00e9s arras\u00f3 con La Televisi\u00f3n, y su guaracha-cumbia Pasito Tun Tun puso a gozar al Caribe y a M\u00e9xico, con una veintena de int\u00e9rpretes, el flaco Carb\u00f3 estaba en la c\u00faspide de su carrera. Pero llegaron los desmanes de la revoluci\u00f3n, las recogidas de homosexuales en los cabar\u00e9s, el miedo a caer preso. Carb\u00f3 no esperar\u00eda, y en 1960 se fue para Puerto Rico, donde lo recibi\u00f3 su entra\u00f1able amigo Rafael Hern\u00e1ndez.
Pero en los a\u00f1os sesenta San Juan no era La Habana, y el compositor se traslad\u00f3 a Nueva York, donde la m\u00fasica cubana a\u00fan repletaba los clubes. Ac\u00e1, Tito Puente tocaba sus temas, Ortiz Tirado le hab\u00eda hecho popular el bolero Hablemos de los dos, y Roberto Torres, el boler\u00f3n Ya mismo. La Gran Manzana que no dorm\u00eda le fascinaba, y el santiaguero la vivir\u00eda intensamente.
Eran tiempos de tres d\u00edas de exposiciones de arte cubano en la Catedral Episcopal San Juan el Divino, de profesionales y obreros cubanos de traje y corbata en la cat\u00f3lica San Patricio, de banderas cubanas ondeando en balcones del Bronx (barrio de Patato, Miguelito y Vicentico Vald\u00e9s), de Olga Guillot desbordando el Carnegie Hall, La Lupe, el Madison Square Garden, y Panchito Riset sonando en las vitrolas del Alto Manhattan. Los cubanos estaban en todas partes. Carb\u00f3 escrib\u00eda en semanarios en espa\u00f1ol su columna period\u00edstica “Do re mi” (en defensa de la m\u00fasica nuestra), y ser\u00eda por a\u00f1os el tesorero de los Premios ACE, de la Asociaci\u00f3n de Cronistas de Espect\u00e1culos de Nueva York.
\u00bfYa es tarde?
Pero la vida no la para nadie: los newyoricans crec\u00edan en ingl\u00e9s, los cubanos envejec\u00edan, se mudaban para Miami; en las discotecas, los disc jockey sustitu\u00edan la m\u00fasica en vivo, las estaciones de radio no mencionaban al autor de la canci\u00f3n. La maquinaria industrial impon\u00eda la salsa.
Carb\u00f3, mulato blanconazo, caminador, de arroz congr\u00ed y guayabera, prefiri\u00f3 cruzar el r\u00edo Hudson, hasta la placidez de Nueva Jersey, donde se estableci\u00f3 en la esquina de Park Avenue y la calle 52, en Weehawken. De all\u00ed caminaba, a pasitos r\u00e1pidos, el\u00e9ctricos (como \u00e9l mismo), hasta la Avenida Bergenline, a tomar un caf\u00e9 tras otro y contar an\u00e9cdotas de la Cuba que desangraba en su coraz\u00f3n a todo joven que quisiera escucharlo.
Recuerdo cuando se me acerc\u00f3 en el Shuetzen Park, al finalizar mi espect\u00e1culo Cubaman\u00eda (2003), y me dijo: “Gracias por este hermoso show, yo soy m\u00fasico, no s\u00e9 si usted ha o\u00eddo hablar de m\u00ed, mi nombre es Carb\u00f3 Men\u00e9ndez”. No puedo olvidar su humilde sonrisa, cuando le respond\u00ed: “Maestro, yo he crecido bailando sus guarachas y he amado con muchos de sus boleros”. Era tal su sencillez, que casi me pidi\u00f3 disculpas por haber creado tanta m\u00fasica popular. Siempre estuve por llamarlo, pero con el ajetreo de sobrevivir en la nieve, no nos vimos m\u00e1s.
Los cubanos de este lado del mar nunca le dimos el merecido homenaje a Carb\u00f3 Men\u00e9ndez. Ninguna calle de Union City lleva su nombre. Su obituario se redujo a cuatro l\u00edneas. \u00bfYa es tarde? Nunca es tarde si la m\u00fasica es buena: el grupo Niche, La Onda y Kumbia King renacen Pasito Tun Tun, y a los cubanos de ma\u00f1ana les toca recobrar sus historias.<\/p>\n
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