[et_pb_section fb_built=”1″ inner_shadow=”on” fullwidth=”on” custom_padding_last_edited=”on|desktop” admin_label=”section” _builder_version=”4.20.4″ background_color=”#000000″ background_image=”https:\/\/memoriadelahabana.com\/wp-content\/uploads\/2023\/08\/memoria-de-la-habana-emisora-de-radio-online-slider-colon1.jpg” custom_padding=”9.6%||2.4%|||” custom_padding_tablet=”50px|0|50px|0″ custom_padding_phone=”” animation_style=”fade” hover_enabled=”0″ box_shadow_style=”preset6″ global_colors_info=”{}” theme_builder_area=”post_content” alt=”Crist\u00f3bal Col\u00f3n, una historia\u00a0de\u00a0terror.” title_text=”Crist\u00f3bal Col\u00f3n, una historia\u00a0de\u00a0terror.” sticky_enabled=”0″][et_pb_fullwidth_header title=”Crist\u00f3bal Col\u00f3n, una historia\u00a0de\u00a0terror” subhead=”El horror que econtr\u00f3 el Almirante a\u00a0su\u00a0regreso” header_fullscreen=”on” logo_alt_text=”Catedral de La Habana” logo_title=”Catedral de La Habana” admin_label=”Fullwidth Header” _builder_version=”4.20.4″ title_level=”h6″ title_font=”||||||||” title_text_align=”left” title_text_color=”#ffffff” title_font_size=”48″ subhead_text_align=”left” subhead_text_color=”#ffffff” subhead_font_size=”34″ background_color=”rgba(255, 255, 255, 0)” custom_padding=”||||false|false” hover_enabled=”0″ title_font_size_tablet=”” title_font_size_phone=”” title_font_size_last_edited=”on|phone” title_line_height_tablet=”” title_line_height_phone=”1.1em” title_line_height_last_edited=”on|phone” text_shadow_style=”preset3″ global_colors_info=”{}” button_one_text_size__hover_enabled=”off” button_two_text_size__hover_enabled=”off” button_one_text_color__hover_enabled=”off” button_two_text_color__hover_enabled=”off” button_one_border_width__hover_enabled=”off” button_two_border_width__hover_enabled=”off” button_one_border_color__hover_enabled=”off” button_two_border_color__hover_enabled=”off” button_one_border_radius__hover_enabled=”off” button_two_border_radius__hover_enabled=”off” button_one_letter_spacing__hover_enabled=”off” button_two_letter_spacing__hover_enabled=”off” button_one_bg_color__hover_enabled=”off” button_two_bg_color__hover_enabled=”off” theme_builder_area=”post_content” sticky_enabled=”0″][\/et_pb_fullwidth_header][\/et_pb_section][et_pb_section fb_built=”1″ custom_padding_last_edited=”on|desktop” admin_label=”Section” _builder_version=”4.16″ background_color=”#000000″ custom_padding_tablet=”50px|0|50px|0″ custom_padding_phone=”” transparent_background=”off” padding_mobile=”off” global_colors_info=”{}” theme_builder_area=”post_content”][et_pb_row column_structure=”3_4,1_4″ padding_mobile=”off” column_padding_mobile=”on” admin_label=”Row” module_class=” et_pb_row_fullwidth” _builder_version=”4.16″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat” width=”89%” width_tablet=”80%” width_phone=”” width_last_edited=”on|desktop” max_width=”89%” max_width_tablet=”80%” max_width_phone=”” max_width_last_edited=”on|desktop” make_fullwidth=”on” global_colors_info=”{}” theme_builder_area=”post_content”][et_pb_column type=”3_4″ _builder_version=”4.16″ custom_padding=”|||” global_colors_info=”{}” custom_padding__hover=”|||” theme_builder_area=”post_content”][et_pb_text admin_label=”Text” _builder_version=”4.16″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat” background_layout=”dark” use_border_color=”off” border_color=”#ffffff” border_style=”solid” global_colors_info=”{}” theme_builder_area=”post_content”]<\/p>\n
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Cuando el navegante interrog\u00f3 a Guacanagari sobre lo ocurrido, el cacique evit\u00f3 contestar a las preguntas y se llev\u00f3 varias veces las manos a una herida en la pierna. Solo con el tiempo se pudo reconstruir un relato del posible desenlace de los 39 europeos, de cuyos cad\u00e1veres se recuperaron \u00fanicamente doce<\/p>\n
C\u00c9SAR CERVERA<\/p>\n
La saga de terror Alien se vanagloria de que \u00abnadie puede escuchar tus gritos en el espacio\u00bb. Pero tal vez no haya que irse tan lejos para sentir una angustia as\u00ed. Los 39 espa\u00f1oles que dej\u00f3 Crist\u00f3bal Col\u00f3n en el primer asentamiento europeo en Am\u00e9rica, La Navidad, no sab\u00edan a ciencia cierta si sus compatriotas volver\u00edan. El navegante pod\u00eda naufragar camino a Espa\u00f1a, perder su influencia en la corte o, simplemente, no acertar a saber en qu\u00e9 isla indeterminada del Caribe hab\u00edan quedado sus hombres. Daba igual lo que gritaran en La Navidad, o lo que dijeran con voz calmada: nadie pod\u00eda entenderlos. Y nadie lo hizo.<\/p>\n
Durante su primer viaje, Crist\u00f3bal Col\u00f3n describi\u00f3 a los indios que encontr\u00f3 en una isla del Caribe, probablemente en las Bahamas, como \u00abun pueblo gentil y pac\u00edfico y de gran sencillez\u00bb, a los que regal\u00f3 gorritos rojos y abalorios de cristal que colgaron en sus cuellos a cambio de oro. La gente caminando desnuda y la fruta en los \u00e1rboles evocaron a los europeos la idea del Para\u00edso perdido, una pureza y sencillez solo posible en los pasajes b\u00edblicos. De aquel primer y feliz encuentro salt\u00f3 a otras islas: a la primera, la llam\u00f3 San Salvador; a la segunda, Santa Mar\u00eda de Concepci\u00f3n; a la tercera, Fernandina, como el Rey; y a la cuarta, La Isabela.<\/p>\n
A primeros de diciembre de 1492, Col\u00f3n lleg\u00f3 a la isla que llam\u00f3 La Espa\u00f1ola, llamada Hait\u00ed por los locales, y fue informado de que el interior del territorio conten\u00eda grandes cantidades de oro. En una visita cordial al jefe tribal, un hombre llamado Guacanagari, los espa\u00f1oles recibieron un traje de lana con bellos adornos, una m\u00e1scara de oro y cestas de comida y otros regalos. La fecha coincid\u00eda con Nochebuena y hubiera sido para la expedici\u00f3n el d\u00eda m\u00e1s dichoso, si no fuera porque el barco Santa Mar\u00eda, donde estaban la mayor\u00eda de provisiones, qued\u00f3 varado en un banco de arena despu\u00e9s de que el vigilante se quedara dormido aquella noche.<\/p>\n
La gente caminando desnuda y la fruta en los \u00e1rboles evocaron a los europeos la idea del Para\u00edso perdido, una pureza y sencillez sacada de pasajes b\u00edblicos<\/p>\n
Los arrecifes de coral destrozaron el casco de la nao y obligaron a evacuar la nave hacia la Ni\u00f1a, la \u00fanica embarcaci\u00f3n disponible. Para entonces la expedici\u00f3n castellana estaba formada por solo dos barcos, puesto que la Pinta que gobernaba Mart\u00edn Alonso Pinz\u00f3n hab\u00eda decidido ir por su cuenta a finales de noviembre, tras lo que parece que fue un encontronazo de su capit\u00e1n con Col\u00f3n.<\/p>\n
El naufragio de la nao Santa Mar\u00eda<\/p>\n
Fue imposible salvar la Santa Mar\u00eda, aunque nunca han faltado las teor\u00edas de que fue el propio Col\u00f3n el que prefer\u00eda que se perdiera el barco para as\u00ed tener un argumento s\u00f3lido en la corte de los Reyes Cat\u00f3licos que justificara el regreso, a falta de grandes cantidades de oro que mostrarles.
\nEl cargamento fue sacado de la embarcaci\u00f3n con ayuda de los hombres de Guacanagari , que transportaron material hasta la costa. Los amables indios incluso dispusieron un banquete de batatas, langostas y pan de mandioca para los asustados n\u00e1ufragos.<\/p>\n
El navegante al servicio de los Reyes Cat\u00f3licos vio en la generosidad de Guacanagari una se\u00f1al divina. Todos los hombres no entraban en la Ni\u00f1a, una carabela de escaso tama\u00f1o, por lo que orden\u00f3 fabricar con los restos de la Santa Mar\u00eda una fortaleza, el primer asentamiento europeo en Am\u00e9rica, cumpliendo lo que parec\u00eda la voluntad de Dios. En el asentamiento, llamado La Navidad por la fecha del naufragio , quedaron varios europeos a la espera de que Crist\u00f3bal fuera y volviera de Espa\u00f1a. <\/p>\n
No est\u00e1 claro c\u00f3mo se decidi\u00f3 qui\u00e9n se quedaba y qui\u00e9n volv\u00eda a Espa\u00f1a, tal vez fue por castigo o incluso de forma voluntaria, dado que la isla conten\u00eda supuestamente oro. En cualquier caso, no hab\u00eda riesgos aparentes entre ind\u00edgenas tan razonable. Se quedaron all\u00ed el escribano Rodrigo de Escobedo, un carpintero, un hombre con conocimientos de medicina, un ingeniero, un sastre y varios marinos…
\nEl 2 de enero de 1493, Col\u00f3n, los indios y los primeros colonos celebraron una fiesta de despedida donde el \u00abcacique mostr\u00f3 al almirante a la hora de marcharse mucho cari\u00f1o y una gran pena\u00bb, seg\u00fan el texto del navegante. <\/p>\n
En cuanto se ech\u00f3 a la mar, la Ni\u00f1a se encontr\u00f3 con la Pinta en las aguas caribe\u00f1as, lo que permiti\u00f3 repartir las tripulaciones de forma m\u00e1s equilibrada. Col\u00f3n discuti\u00f3 con intensidad con Pinz\u00f3n, que hab\u00eda encontrado una buena remesa de oro en otras islas, tras lo cual iniciaron la vuelta a casa.<\/p>\n
A principios de 1493, los dos barcos visitaron una \u00faltima isla. Para sorpresa de todos, se toparon all\u00ed con la otra cara de los nativos. Al intentar hacer un trueque, los ind\u00edgenas los contestaron con arcos y flechas, de modo que se produjo el primer enfrentamiento violento entre europeos y americanos en el Nuevo Mundo . Se trataba de los feroces can\u00edbales, de cuyos peligros ya hab\u00edan advertido antes los indios pac\u00edficos. <\/p>\n
Aquello fue el principio de un choque inevitable : el primer aviso de que los colonos que quedaban atr\u00e1s no estaban exentos de peligros.
\n\u00abVieron piernas humanas sazonadas colgando de vigas, como acostumbramos nosotros a hacer con los cerdos, y la cabeza de un joven reci\u00e9n asesinado, a\u00fan con sangre h\u00fameda, y partes de su cuerpo mezcladas con carne de ganso y loro\u00bb<\/p>\n
A Crist\u00f3bal Col\u00f3n le cost\u00f3 muy poco convencer a los Reyes Cat\u00f3licos en Barcelona para que autorizaran un segundo viaje. Solo seis meses despu\u00e9s, Isabel dispuso una segunda traves\u00eda, esta vez formada por 17 barcos y cientos de personas embarcadas. El primer contacto se produjo esta vez al este de la actual Puerto Rico , en una isla selv\u00e1tica que empuj\u00f3 como un im\u00e1n a doce espa\u00f1oles a saltar del barco y adentrarse en la vegetaci\u00f3n. Buscando a sus camaradas, los castellanos entraron en contacto con la tribu can\u00edbal de los Caribes, en cuyo campamento \u00abvieron piernas humanas sazonadas colgando de vigas, como acostumbramos nosotros a hacer con los cerdos, y la cabeza de un joven reci\u00e9n asesinado, a\u00fan con sangre h\u00fameda, y partes de su cuerpo mezcladas con carne de ganso y loro\u00bb, escribi\u00f3 Pedro M\u00e1rtir.<\/p>\n
Tal vez se trataba de una ceremonia en honor a familiares fallecidos o de enemigos valientes, como algunos historiadores actuales han especulado, pero desde luego hel\u00f3 la sangre a los europeos que lo presenciaron, imaginando el peor desenlace para los que se hab\u00edan perdido en la selva. Junto a la despensa de cad\u00e1veres, hallaron prisioneros de otra tribu que iban a ser ejecutados en los pr\u00f3ximos d\u00edas y que Col\u00f3n se llev\u00f3 consigo . Entre ellos, hab\u00eda mujeres rollizas y hombres castrados para que su carne fuera m\u00e1s tierna…<\/p>\n
Una historia de terror caribe\u00f1o<\/p>\n
Otras tribus igual de belicosas llenaron de flechas la traves\u00eda de Col\u00f3n hasta el asentamiento La Navidad. Los heridos con estas armas, untadas de un veneno que atacaba el sistema nervioso, \u00abmurieron en medio de delirios […] y mordi\u00e9ndose sus propias manos y su carne, a pesar del enorme dolor que sent\u00edan\u00bb. Los mosquitos, las enfermedades tropicales y lo arbitrario del efecto de este veneno (unos sobreviv\u00edan y otros mor\u00edan sin m\u00e1s) convencieron a muchos conquistadores de que Col\u00f3n les conduc\u00eda a las mism\u00edsimas puertas del infierno. Los castellanos, muchos de ellos nobles, se vieron obligados a comer perros y reptiles para no morir de hambre.<\/p>\n
Como narra Kirstin Downey en su libro \u00ab Isabel, La Reina Guerrera \u00bb (Espasa), la flota de Col\u00f3n se abri\u00f3 desesperada paso hasta la colonia de La Navidad temiendo por el destino de los primeros espa\u00f1oles, no sin antes crear otro asentamiento llamado La Isabela, que servir\u00eda de base de operaciones para las siguientes expediciones. Al fin en La Navidad, descubrieron que los 39 espa\u00f1oles hab\u00edan sido asesinados, probablemente solo un mes antes. Lo primero que encontraron fue dos cad\u00e1veres irreconocibles, con una soga de esparto al cuello. No fue hasta que hallaron dos barbudos crucificados que comprendieron que se trataba de europeos. En total, dieron con una docena de cad\u00e1veres api\u00f1ados por los nativos para que se pudrieran al sol. A todos les hab\u00edan sacado los ojos, se cree que para com\u00e9rselos, y hab\u00edan incendiado la aldea. No todos los cad\u00e1veres aprecieron.<\/p>\n
Cuando Col\u00f3n interrog\u00f3 a Guacanagari sobre lo ocurrido, el cacique evit\u00f3 contestar a las preguntas y se llev\u00f3 varias veces las manos a una herida en la pierna. Tampoco result\u00f3 convincente su posterior explicaci\u00f3n de que el responsable del crimen hab\u00eda sido el l\u00edder can\u00edbal Caonabo, el mismo que hab\u00eda disparado a Col\u00f3n en su primer viaje. \u00danicamente el tiempo permiti\u00f3 reconstruir un relato aproximado del final del grupo.
\nFernando, hijo de Col\u00f3n, dej\u00f3 escrito que los 39 colonos provocaron la ira de los indios al robarles comida y algo m\u00e1s sensible… Ante la falta de provisiones, los espa\u00f1oles se enfrentaron entre s\u00ed nada m\u00e1s partir la Pinta, mientras varios se hac\u00edan con \u00abcuatro o cinco esposas cada uno\u00bb indias y otros tantos emprend\u00edan distintos caminos en busca de oro. Aquel mot\u00edn termin\u00f3 con los europeos asesinados por la propia tribu de Guacanagari, por otra vecina o, directamente, entre s\u00ed.<\/p>\n
Col\u00f3n no castig\u00f3 al l\u00edder local que hab\u00eda permitido aquella matanza tal vez por miedo a represalias, o porque no pens\u00f3 que era el responsable, pero s\u00ed permiti\u00f3 otros abusos contra los ind\u00edgenas, en contra de las \u00f3rdenes de la Reina de \u00abtratar a dichos indios muy bien y con cari\u00f1o, y abstenerse de hacerles ning\u00fan da\u00f1o, disponiendo que ambos pueblos deb\u00edan conversar e intimar y servir los unos a los otros en todo lo que puedan\u00bb. El cronistas Bartolom\u00e9 de Las Casas describi\u00f3 como Alonso de Ojeda apres\u00f3 m\u00e1s tarde a varios indios y orden\u00f3 que a uno de ellos le cortaran las orejas ante la sospecha de que hab\u00eda robado ropa, una pena habitual para este delito en el Viejo Continente. La sangre corri\u00f3 pronto en ambos sentidos…<\/p>\n
Historias de terror como la de La Navidad y la presencia de tribus can\u00edbales llevaron a pensar a muchos europeos que los indios no eran del todo humano, lo que no deja de ser parad\u00f3jico porque, de igual modo, muchos nativos dudaban sobre si aquellos hombres barbudos eran enviados del cielo. Sin ir m\u00e1s lejos, la ciudad de La Isabela, levantada por Col\u00f3n, qued\u00f3 pronto abandonada y pas\u00f3 a ser a ojos de los espa\u00f1oles un lugar encantado donde los fantasmas de colonos vagaban por sus calles vac\u00edas. Porque el Diablo estaba en Am\u00e9rica antes de que pisaran all\u00ed los primeros cristianos. Los Reyes Cat\u00f3licos cre\u00edan urgente evangelizar a las millones de vidas que corr\u00edan el riesgo de condenarse al hallarse muestras de \u00abidolatr\u00eda y sacrificios diab\u00f3licos para venerar\u00a0a\u00a0Sat\u00e1n\u00bb.[\/et_pb_text][et_pb_blog fullwidth=”off” posts_number=”24″ include_categories=”3″ show_author=”off” show_categories=”off” _builder_version=”4.16″ use_border_color=”off” border_color=”#ffffff” border_style=”solid” use_dropshadow=”off” global_colors_info=”{}” theme_builder_area=”post_content”][\/et_pb_blog][\/et_pb_column][et_pb_column type=”1_4″ _builder_version=”4.16″ custom_padding=”|||” global_colors_info=”{}” custom_padding__hover=”|||” theme_builder_area=”post_content”][et_pb_sidebar orientation=”right” area=”sidebar-1″ admin_label=”Sidebar” _builder_version=”4.16″ header_font_size=”32″ body_font_size=”18″ background_layout=”dark” remove_border=”off” global_colors_info=”{}” theme_builder_area=”post_content”][\/et_pb_sidebar][et_pb_image src=”https:\/\/memoriadelahabana.com\/wp-content\/uploads\/2016\/09\/memoria-de-la-habana-estacion-de-radio-online.png” alt=”Memoria de La Habana” title_text=”Memoria de La Habana” url=”https:\/\/memoriadelahabana.com\/contactenos\/” url_new_window=”on” align=”center” align_tablet=”center” align_phone=”” align_last_edited=”on|desktop” admin_label=”Image” _builder_version=”4.16″ animation_style=”fade” animation_duration=”500ms” use_border_color=”off” border_color=”#ffffff” border_style=”solid” animation=”fade_in” sticky=”off” global_colors_info=”{}” theme_builder_area=”post_content”][\/et_pb_image][et_pb_text admin_label=”Text” _builder_version=”4.16″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat” text_orientation=”center” background_layout=”dark” module_alignment=”center” use_border_color=”off” border_color=”#ffffff” border_style=”solid” global_colors_info=”{}” theme_builder_area=”post_content”]<\/p>\n
Memoria Hist\u00f3rica de La Habana<\/strong><\/p>\n [\/et_pb_text][et_pb_divider show_divider=”off” disabled_on=”on|on|off” admin_label=”Divider” _builder_version=”4.16″ height=”50px” hide_on_mobile=”on” global_colors_info=”{}” theme_builder_area=”post_content”][\/et_pb_divider][et_pb_text admin_label=”Text” _builder_version=”4.16″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat” text_orientation=”center” background_layout=”dark” module_alignment=”center” use_border_color=”off” border_color=”#ffffff” border_style=”solid” global_colors_info=”{}” theme_builder_area=”post_content”]<\/p>\n [\/et_pb_text][et_pb_image src=”https:\/\/memoriadelahabana.com\/wp-content\/uploads\/2016\/09\/memoria-de-la-habana-estacion-de-radio-sponsors-sharingstream.png” alt=”Sharing Stream” title_text=”Sharing Stream” url=”http:\/\/sharingstream.com\/” url_new_window=”on” align=”center” align_tablet=”center” align_phone=”” align_last_edited=”on|desktop” admin_label=”Image” _builder_version=”4.16″ animation_style=”fade” animation_duration=”500ms” use_border_color=”off” border_color=”#ffffff” border_style=”solid” animation=”fade_in” sticky=”off” global_colors_info=”{}” theme_builder_area=”post_content”][\/et_pb_image][et_pb_image src=”https:\/\/memoriadelahabana.com\/wp-content\/uploads\/2016\/09\/memoria-de-la-habana-estacion-de-radio-sponsors-foundation-of-the-americas.png” alt=”Foundation of The Americas” title_text=”Foundation of The Americas” url=”http:\/\/foundationoftheamericas.org\/” url_new_window=”on” align=”center” align_tablet=”center” align_phone=”” align_last_edited=”on|desktop” admin_label=”Image” _builder_version=”4.16″ animation_style=”fade” animation_duration=”500ms” use_border_color=”off” border_color=”#ffffff” border_style=”solid” animation=”fade_in” sticky=”off” global_colors_info=”{}” theme_builder_area=”post_content”][\/et_pb_image][et_pb_code _builder_version=”4.16″ global_colors_info=”{}” theme_builder_area=”post_content”]\r\n \r\n Tel\u00e9fono<\/b>:<\/strong>\u00a0(305) 439-2249<\/em><\/h4>\n
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