La construcción de la plaza y el monumento a José Martí comenzaron durante la Presidencia de Fulgencio Batista. La plaza y el monumento se completaron en 1959 (año en que Fidel Castro llegó al poder). Originalmente se llamaba Plaza Cívica (Plaza Cívica). Después de la Revolución Cubana (1959), pasó a llamarse “Plaza de la Revolución” o “Plaza de la Revolución”. Un ascensor permite acceder a la parte superior del monumento, a 109 m, uno de los puntos más altos de la ciudad.