Dámaso Pérez Prado

Dámaso Pérez Prado

Kabiosile Dámaso Perez Prado Si Dios existe, ha de ser como él. Camina, mira, respira el aire que cree le pertenece, arrebata, exhala el viento procesado, escandaliza, ataca, cambia, va y regresa, desanda lo andado, se vira de cabeza, pone el cielo donde le conviene,...

Enrique Jorrín

No le cabían los dientes en la boca ni la música en el cuerpo. Tal vez por eso le vi siempre sonreír, y llevando el violín como el ciego su bastón y el perro al ciego, en los espejismos de la gran ciudad, y al pairo, las estrellas, ese brillo remoto que es el incendio...

Eusebio delfín

Sus mentiras piadosas confundieron el ardiente corazón de mi madre. Ella creyó que todo era posible entonces, y comenzó a sembrar árboles en su memoria; y en sus troncos, confiada y enceguecida, marcó a hierro las señas de su hombre, para que también el paisaje le...
Fernando Collazo

Fernando Collazo

Kabiosile Fernando Collazo El hombre que parecía haberlo logrado todo, que miraba rendido el mundo a sus pies, decidió, un mal día, dejar a Dios llorando y se marchó, por alucinación o delirio; tal vez por tristeza, pero de mano suya, misteriosamente. Ahora escucho su...
Elena Burke

Elena Burke

Kabiosile Miguel Matamoros Me lo dijo una noche allá en los años ochenta, cuando bajó los párpados, cansada, y tenía voz humana de mujer. Yo regresaba de una guerra absurda, y todavía olía a miedo y muerte. Ella lo supo, lo adivinó, lo respiró en la angustia con la...
Fernando Álvarez

Fernando Álvarez

Kabiosile Fernando Álvarez Mi madre hubiera llorado ahora nuevamente. Ella, que hacía entrar la luz montada en un bolero, y deslizaba las manos sobre el polvo de aquel mundo que fue mi casa alguna vez, como si acariciara todos los amores perdidos que contaban con...